jueves, 19 de enero de 2012

LA GALLINA DE LOS CUATRO HUEVOS

Leyendo  el libro  de Jorge  Bucay  "Recuentos para Demian" encontre  muchos  cuentos  hermosos que me gustaria  compartir, pero por hoy empezaré con uno que  me llamo mucho la atención.  -Ahora entiendo  el porqué? de las pequeñas o grandes  diferencias de opinión que surgen muy a menudo, ya sea  con los compañeros de trabajo, en la familia, con la pareja, etc.. y que en ocasiones  se nos hace  muy dificil entender. 
Leamos pues...

Había una vez una pata que había puesto cuatro huevos...
Mientras los empollaba, un zorro atacó el nido y la mató. Por alguna razón no llegó a comerse los huevos antes de huir, pero estos quedaron abandonados en el nido. 


 Una gallina clueca que pasó por allí, encontró el nido sin cuidados y su instinto la hizo sentarse sobre los huevos para empollarlos.
Poco después nacieron los patitos y, como era lógico, tomaron a la gallina como su madre y caminaron en fila tras ella. La gallina contenta con su nueva cría, los llevó hasta la granja.
Todas las mañanas después del canto del gallo, mamá gallina rascaba el pico y los patos se esforzaban por imitarla. Cuando los patitos no conseguían arrancar de la tierra un mísero gusano, la mamá sacaba para todos sus polluelos, partía cada lombriz en pedazos y alimentaba a sus hijos en sus propios picos.

Un día, como otros, la gallina salió a pasear con su nidada por los alrededores de la granja.
Sus pollitos, disciplinadamente, la seguían en fila. Pero de pronto, al llegar al lago, los patitos de un salto se zambulleron con naturalidad en la laguna, mientras la gallina cacareaba desesperada pidiéndoles que salieran del agua. Los patitos nadaban alegres chapoteando y su mamá saltaba y lloraba temiendo que se ahogaran.
El gallo apareció atraído por los gritos de la madre y se percató de la situación.

- No se puede confiar en los jóvenes - fue su sentencia - son unos imprudentes.

Uno de los patitos que escuchó al gallo, se acercó a la orilla y les dijo:
- No nos culpen a nosotros por sus propias limitaciones.

 No pienses que la gallina estaba equivocada.

No juzgues tampoco al gallo.

No creas a los patos prepotentes y desafiantes.

Ninguno de los personajes está equivocado, lo que sucede es que ven la realidad desde miradores distintos.


 El único error, casi siempre, es creer que el mirador en que estoy, es el único desde el cual se divisa la verdad.
EL SORDO SIEMPRE CREE QUE LOS QUE DANZAN ESTAN LOCOS






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